El lunes 15 de febrero de 2021 volvimos a reunirnos, un día más, frente a Jesus Humillado para celebrar los cultos previos y preparatorios al inicio de su quinario y el tiempo de cuaresma.
Esta vez, debido a la agenda profesional de los asistentes, nos reunimos mucho más tarde de lo que solemos hacer anualmente, siempre lo realizamos tras el almuerzo pero este año lo iniciamos a las 21:00.
Pero no solo ahí estuvo la especialidad de este año.
Como bien sabéis, anualmente, quemamos la palma conseguida el Domingo de Ramos anterior en la salida procesional de la Pollinica, y que durante todo el año ha formado parte de nuestra capilla.
Como en el trágico año 2020, no se celebraron las salidas procesionales de Semana Santa, no teníamos palma que quemar, pero encontramos una cruz de palma de hace muchos años que guardábamos en la casa hermandad, y gracias a esta pudimos obtener la ceniza.
El acto fue sencillo, breve, pero cargado de sentimientos, unión, hermandad, sentido y muy ordenado. Todo salió muy bien y pese a la brevedad, nos sentimos muy plenos y reconfortados.
Tras el repicar de campanas, iniciamos el culto con el canto de "Santo, Santo", al llegar al altar de Jesus Humillado y ante nuestro titular, leímos la frase del salmo del día, y tras una pequeña meditación, realizamos un saludo, donde explicamos un poco el culto y pedimos a Jesus Humillado que todo saliera bien.
Si el día anterior pedimos perdón mediante el Via Crucis, para llegar limpios a la cuaresma, ese día queríamos renovarnos y convertirnos en un ser nuevo, quemando lo antiguo para con la ceniza ser una nueva persona. Rezamos a JHC para que nos protegiera en el culto y oímos su palabra, o sea, el evangelio del día. Tras eso se procedió a la obtención de la ceniza.
Oyendo música sacra, la camarera primera de Maria Bendecida procedió al encendido de la misma, aunque en un principio costó, luego prendió muy bien y fue muy emocionante ver esa renovación y la aparición de esa ceniza.
Tras eso dimos gracias a Jesus Humilladop porque todo había salido bien, rezando otra oración a él y leyendo su plegaria. Volvimos a leer la frase del salmo del día, meditamos y el culto concluyó.
Ya nos sentíamos limpios y renovados para iniciar la cuaresma y el quinario.
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