Este año hemos cambiado la celebración de la Vigilia Pascual y creo que ha sido todo un acierto, puesto que ha tenido mucho más sentido con lo que se celebra, ha estado mucho más animado y mucho más lleno de simbolismo.
Tras toda la mañana organizando y vistiendo de Gloria a María Bendecida de la Trinidad, mientras se oía el Santo Rosario a las 18:30 comenzamos la celebración de la Vigilia Pascual.
Esta empezó con la capilla iluminada solo con 4 velas, tras rezar un Ave María, leímos la lectura del día.
Después comenzamos a oír todas las lecturas que se leen en la noche de la Vigilia, oímos la primera lectura a oscuras, tras esta, hablamos de la luz de Cristo, esa noche se pasa de la oscuridad a la luz y encendimos algo de luz, luego seguimos con la segunda lectura, tras ella, hablamos del agua, en esa noche se renueva el bautismo y nos renovamos como cristianos y nosotros también quisimos renovar nuestra Capilla, iniciar una nueva etapa, limpiando toda la capilla con agua y un lienzo blanco. Mientras Pascua seguíamos oyendo las lecturas.
Paramos un momento para otro momento simbólico, el de colocar en un lugar privilegiado, que siempre ha estado arrinconado, de la cruz del Domingo de Ramos, como similitud al Cirio Pascual, que nos anuncia el inicio de un nuevo año, de una nueva etapa.
Tras tener todo montado, oímos el pregón, cantado, de Pascua, mientras trasladamos a Jesús Humillado y Cautivo, a la capilla.
Una vez subido en su camarin, oímos cantos de alegría, se encendieron todas las luces e hicimos sonar campanas.
El acto acabó, con las lecturas del Domingo de Resurrección, oraciones a nuestro Titular y una oración del Papa Francisco.
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